Algunas noches,
siento como si me hubiesen arrancado el corazón del pecho,
sin avisar,
y sólo me hubiesen enseñado a llorar.
Muchas madrugadas,
se me hacen herida,
pasos difíciles,
y puzzle de mil piezas.
Y sólo sé romperme,
suspirar cinco veces por cada vuelta que da la manecilla del reloj,
y escuchar los temas más lentos de Funambulista con una vela en la mano.
A veces,
quiero cicatrizar,
ponerme una sonrisa y salir a bailar.
Pero para entonces,
ya se me han cansado los pies.
siento como si me hubiesen arrancado el corazón del pecho,
sin avisar,
y sólo me hubiesen enseñado a llorar.
Muchas madrugadas,
se me hacen herida,
pasos difíciles,
y puzzle de mil piezas.
Y sólo sé romperme,
suspirar cinco veces por cada vuelta que da la manecilla del reloj,
y escuchar los temas más lentos de Funambulista con una vela en la mano.
A veces,
quiero cicatrizar,
ponerme una sonrisa y salir a bailar.
Pero para entonces,
ya se me han cansado los pies.