lunes, 23 de mayo de 2016

Querido Capitán.

Querido Capitán:

He conseguido darme cuenta de que la vida no es lo que tantas veces nos han contado.

La vida, cielo, da más vueltas de las que nadie logrará contar y gira sin fin y a toda velocidad. Por eso he decidido que tiene nombre de peonza y se baila hasta que nos duelan los pies; pero nunca has de sucumbir a la rendición que te supone dejar de existir.

He visto parejas comiéndose los miedos por Malasaña, grupos de amigos cantando una de las canciones que se te graban a fuego en la piel para no olvidarte nunca más, y niños riendo a carcajadas por el ataque sorpresa de manos pintando payasos en sus costillas; pero de tu barco ni rastro.

Después de chocarme con varias sirenas deseando no encontrarte entre alguna de sus voces, y dejar vaho en más de tres tiendas de ultramarinos; he comprendido que a mi timón le faltaba tu magia y por eso no sonreía ni a tiros.

Hemos pillado oleaje rumbo a ninguna parte y nos ha subido la marea pensando que te habíamos perdido, pero no hemos visto por ningún lado tu luna llena.

He llegado a la conclusión de que quizás la vida, sus vueltas y sus bailes de esto traten: cada uno tiene su propio timón y lo maneja a su gusto y antojo; una vez decidido el rumbo, decide si quiere tener un ayudante capitán o quiere especializarse en la materia y surcar mares a su aire y bienaventuranza.

Como en todo, siempre hay locos y cuerdos, blanco y negro, vasos medio vacíos y medio llenos; por eso hay quienes han decidido ser naúfragos para acostumbrarse a vivir casi sin respirar, con el corazón demasiado salado y la sonrisa oxidada.

Supongo que yo aprendí a vivir porque me deshice de mi naufragio para coger el timón y soplarme las pestañas en busca de un barco, y tú apareciste para ayudarme con los miedos y mareas.

Quizás algún día consiga ser capitana y ayudarte con todas tus olas.

Mientras tanto, quería decirte que he decidido hacerme un hueco en la proa para saber a qué nos enfrentamos e ir desechando falsos mapas del tesoro que tan sólo te quieran romper el ancla que tienes por corazón.

Que vengan las mareas que quieran, capitán, no dejaré que te hundan el barco.
                                                   
                                                                                                                                             - N.


No hay comentarios:

Publicar un comentario