jueves, 11 de mayo de 2017

El disparo

A ti que me haces ser, te pido que dejes de obligarme a estar.
Que dejes de proclamarte victoria, cuando aquí persiste la guerra.


Día ciento cuarenta y nueve sin mí:
Por favor, crúzate mañana conmigo en el andén siente de la línea imperfecta que dejan mis tus dientes cuando te regalan el peor chiste del mundo.

Venga anda, vuelve, por favor...
¡Pero si a mí me encantas hasta los domingos en casa! Despeinada, con cara de sueño, vistiendo el pijama más horrendo del mundo...
Aquello sólo fue fruto de un enfado, una nimiedad... Sabes que te veo increíble los viernes de pintalabios rojo y cena con amigos. Porque eres preciosa.
Sí... Ya sé que te lo grité frente al espejo teléfono, pero me resultan interesantes, créeme.
Cada cicatriz es una lucha, una historia.
¡Pues claro que no te hacen fea! No, tampoco las odio, son pequeñas partes que completan lo que eres hoy.
Bueno, tú tranquila, ya encontraremos alguna forma de adaptarnos a tus días ñoños...
A ver... Si los mimos no están tan mal...
Con que de vez en cuando midas tus palabras cuando te pones intensa así, sin avisar, seguro que notamos grandes cambios, ya verás.
Bueno... Sí que es verdad que nos falta de...
Y te sobra otro poco de esto...
Es que tienes que controlarte con, ya sabes que a los demás no le suele gustar eso, pero te has empeñado y de ahí no sales.
Sí, a lo mejor... Mira, ya está, inténtalo.
Empecemos por cosas poco perceptibles y ve poco a poco...
Ya verás, cuando cambies se nos van a abrir mil puertas.
Porque a ver, siendo sinceras,
¿acaso te pensabas que te iban a querer así?

No hay comentarios:

Publicar un comentario