jueves, 1 de octubre de 2015

Vuelos.

Me hacía cosquillas en frente del espejo,
las tardes de terraza y cerveza se pasaban entre chiste y chiste,
por la noche, me abrazaba como si no quisiese que me rompiera,
y me unía todo el manojo de cristales que era.

Los domingos era obligatorio no salir de la cama,
los viernes me dejaba pisarle los pies,
y los días de lluvia no podíamos buscar cobijo.

''Que le jodan al oleaje, cariño.
El agua pesa por fuera, pero que nunca te cale dentro.'' -decía y se ponía a gritar como quien aprende a volar.

Un día, se fue.
Se fue sangrando, doliendo.

Cogimos la T4,
dirección 'Ninguna parte'.
Maldito idiota,
llegaba tarde.

Cuando miré a mi lado, no llevaba maletas.
Cerré los ojos un maldito instante,
cogí fuerza,
''te quiero''.

Bonitas palabras para un aeropuerto con miles de corazones rotos,
será por veces que se lo habrán declarado demasiado tarde.

Esta vez,
yo no era su equipaje.





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